miércoles, 7 de abril de 2010

Perdóname...



En el dolor de tus entrañas puedo desgarrarme,
puedes entrar con tanta confianza y ver mi espíritu desnudo y podrás ver que en mi más recóndita esencia no quiero lastimarte, sólo quiero amarte...
Soy torpe cuando hago muchas conjeturas sin medir consecuencias. soy un idiota que usa muchas teorías sin ni siquiera interntar consultarte...
Puedes decirme lo que quieras y podrás modificarme, porque sé que tu fe y tu corazón es puro e intentas ayudarme... dame tu diálogo y haremos armonías... Soy flexible ante la pureza, ante las señales de Dios...
Lloré de dolor cuando vi tus palabras sangrantes,
son las lágrimas más duras, no son como ninguna otra.
Me sentí culpable y despreciable,
como una gran basura que sólo quiere ser alejada porque ya no contiene nada.
Pero sé que en mi intención nunca hubo tal propósito,
jamás lo imaginé, jamás lo calculé,
es el desacierto más costoso y el más estúpido,
porque también dependo de tu alegría, de las sonrisas eternas que dibujas.
Si ves que me cubren las suciedades del camino, dímelo con tu firmeza y equilibrio seguro,
porque tu actitud es el arte que amo y que me purifica.
Perdóname y restáurame...
Tu perdón es imaginar que Jesús me toma de su mano (tu perdón que a través de Dios me restaura)
y me muestra unas escaleras en las que siempre tendré la debilidad de caer, y levantarme con más tenacidad y finura...,
tanto amo imaginar que en tal dirección siempre pueda sentirte a mi lado,
e igual tú... podamos apoyarnos y lanzar conjeturas...
Quisiera que en SU LUZ estemos cerca para disfrutar de los mismos resplandores, y allí contenidos:
el resplandor de tu rostro, de tu sonrisa, de tu mirada, de tu dulzura, de tu equilibrio, de tu sencillez, de tu hermosura, de toda figura, de toda tú...

No hay comentarios: