jueves, 25 de marzo de 2010

(Hace algunos días e igual ahora)




En proyección de verdad y experiencia
el punto culminante ya no es el placer del momento y del espacio perfecto,
es el ENCUENTRO total de entrega con otra persona,
a la que se desconoce pero en su misterio se ama en concreto,
y no huye la mirada, ni el roce, ni el tacto, ni el gusto, ni el olor;
no huye nada de eso… Nada por separado… más allá de juntarlo es connaturalizarlo
es fundirlo en una vida de pasos distintos, en la entrega indisoluble
la cual no existe en soledad.
Y la intensidad de la felicidad no es cuando se vive en solitario
en cambio es, la interioridad compartida y llevada con la pasión,
la pasión que no se pierde en el tiempo,
sino regresada una y otra vez en las raíces del pensamiento,
de saber que no es el egoísmo sino el ENCUENTRO,
depositado en personas, las cuales anhelan encontrarse nuevamente
y hacer de la vida un presente prometedor,
sin vejez ni final…porque el vínculo siempre es nuevo… y la unión desborda…
y amar es la seguridad total sin más…
Sólo así puede sentirse que el silencio prolongado es desgarrador,
la ausencia y la duda se convierten en un dolor gigantesco,
el tiempo parece demasiado largo de lo que realmente es… infinito…
ya no es el tiempo de los segundos, minutos y horas, sino que se siente como el tiempo de la guerra, del desvanecimiento… Un tiempo super difícil de controlarlo, un tiempo que su reloj es la espera... Sin embargo puede simularse tranquilidad, pero bien se siente por dentro como el aplastamiento continuo, como la fuerza que reclama lo definitivo.
Y si nada sucede, no todo fue en vano… Por lo menos se sabe qué era lo que en VERDAD se esperaba que sucediera… Y no se llamará el fracaso, se llamará la fidelidad esperada, libre, justa y con la mirada en la trascendencia, donde ante los ojos del Topoderoso nada se pierde, nada de lo realmente esencial.
Sin embargo, te digo nuevamente: QUIERO TU PRESENTE :-)


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